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Cuenta regresiva

Cuenta regresiva 11 de marzo de 2024

Denise Dresser

Chihuahua, Chih.

En estos días se analizará ad nauseam el arranque de las campañas presidenciales. Se hablará de los vicios y virtudes de las candidatas, de sus flaquezas y fortalezas, de su género y las implicaciones históricas que conlleva. Pero vale la pena centrarse en el día después de la elección y lo que Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez enfrentarán al colocarse la banda presidencial. Porque por mala planeación o improvisación o voluntarismo que desconoce la realidad y desprecia los datos, López Obrador dejará bombas de tiempo.

Bomba 1: Pemex. Con el afán de "rescatar a Pemex" y "recuperar la soberanía energética", el gobierno lopezobradorista canalizó 90,000 millones de dólares a una empresa mal administrada y técnicamente quebrada. 

Como subrayó Jorge A. Castañeda, AMLO transfirió a Pemex el equivalente al PIB de Venezuela, y más que el PIB de Costa Rica. Dinero quemado, dinero desperdiciado, dinero gastado sin buenos resultados. Refinerías que no refinan, combustóleo que contamina, producción de crudo que sigue sin despegar, producción en picada, desplome de los ingresos petroleros y una deuda financiera de 106 mil millones de dólares, que no sabemos cómo se va a pagar. ¿Acaso la próxima Presidenta lo sabe y tiene un plan, o piensa seguir tirando el dinero de todos a la basura?

Bomba 2: Finanzas públicas. Sí hubo crecimiento económico, sí aumentó la recaudación, pero por primera vez en veinte años, los ingresos del gobierno federal durante 2023 quedaron por debajo de la meta. Según México Evalúa, el sexenio de López Obrador será el peor de los últimos cuatro en cuanto a crecimiento de los recursos públicos. 

El superpeso que el gobierno celebra como triunfo suyo, lleva a que las exportaciones -incluyendo las petroleras- valgan menos. El boquete fiscal por la caída de ingresos relacionados con energéticos ha crecido. Y mientras tanto, Pemex recibió beneficios fiscales equivalentes al presupuesto anual de la Secretaría de Salud y la de Seguridad y Protección Ciudadana. 

¿Acaso la próxima Presidenta permitirá que se siga apuntalando discrecionalmente a Pemex a costa de la salud y la seguridad de los mexicanos? ¿Cómo encarará el creciente déficit fiscal? ¿Con una reforma políticamente impopular a los más ricos? ¿Con más endeudamiento o con recortes cada vez más brutales en áreas clave como salud, seguridad e infraestructura? 

La estrategia actual -basada en un pésimo pacto fiscal- es insostenible y ojalá los equipos económicos en ambas campañas lo entiendan.

Bomba 3: Salud. México pasó del Seguro Popular defectuoso, al Insabi desastroso, al IMSS-Bienestar OPD que nadie entiende y cuya cobertura no alcanza. Al desastre administrativo súmenle los resultados de la "austeridad republicana". El desabasto de medicamentos no resuelto por la Megafarmacia, 6 millones de niños sin vacunación completa, 15 millones de recetas no surtidas, 800,000 muertes en exceso producidas por la pandemia. 

Millones de mexicanos con más ingreso pero menos acceso a la salud. Antes había 20.1 millones sin cobertura médica pública de algún tipo, y ahora hay 50.4 millones a la intemperie, sin más opción que el Dr. Simi, sin más atención que la Farmacia del Ahorro, sin más alternativa que pagarle a un médico particular. Lo que antes era un derecho público ahora es un privilegio privado. 

¿La próxima Presidenta hará algo para encarar la debacle que afectará a generaciones de mexicanos, más allá de promesas vagas que no podrá cumplir porque no tendrá los recursos necesarios? ¿Sabrá que en México habrá brotes de polio y sarampión y varicela? ¿Entenderá que el sistema de salud, hoy presumido como igual al de Dinamarca, colapsará ante millones de mexicanos, víctimas de enfermedades prevenibles?

A estas tres añádanles otras que también serán dispositivos explosivos por venir. 

La inseguridad. La infiltración narcocriminal de los procesos electorales. La crisis hídrica. La militarización plena y permanente del sistema político. El sexenio del "nuevo paradigma", la "sacudida histórica" y "la revolución de las conciencias" terminará con un Pemex quebrado, unas finanzas públicas en riesgo, y con ostensiblemente menos pobres pero más mexicanos enfermos, desaparecidos o asesinados. 

Más que centrarse en el déficit de carisma de la candidata, pregúntense si tiene la capacidad para identificar bombas, desactivarlas y limpiar el terreno minado que AMLO deja tras de sí.

Publicado en Reforma el 4 de marzo de 2024