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Dödens tåg

Dödens tåg 15 de marzo de 2024

Pascal Beltrán del Río

Chihuahua, Chih.

Un poco de investigación hubiera evitado que la visita de Estado de los reyes de Suecia quedara marcada por su negativa a subirse al Tren Maya. Sólo había que sumar uno más uno:

Suecia es el país que dio al mundo a Greta Thunberg, quizá la persona más mediática del movimiento internacional contra el cambio climático.

El Tren Maya ha recibido mucha atención por parte de grupos ecologistas, que han denunciado la tala de la selva de la península de Yucatán para colocar las vías, así como la afectación a los ríos subterráneos para fijar pilotes.

Era evidente que en algún momento de la estancia de sus majestades, el tema iba a hacer crisis. Y lo hizo. Pero la decisión de no invitarlos a subirse al tren era mucho menos complicada que armar un mueble de IKEA.

“Kungaparet ställer in resan med ‘dödens tåg’ – efter kritik i Mexiko”, cabeceó el diario Aftonbladet, uno de los de mayor circulación en Suecia y ampliamente consultado en Escandinavia.

Traducción: “La pareja real cancela el viaje en el ‘tren de la muerte’, tras las críticas en México”.

La nota del reportero Mattias Kjellman cita a Margareta Thorgren, directora de información de la Casa Real sueca. Además de confirmarle que el viaje estaba previsto originalmente y que la parte visitante había optado por “eliminarlo del programa”, la funcionaria le dijo lo siguiente: “Hay muchos parámetros sobre los que tomamos posición cuando se deciden los temas del programa. Incluso cuando se trata de cuestiones políticas, como en este caso”.

El movimiento ambientalista sueco es uno de los más antiguos del mundo. Se remonta al siglo XIX, cuando el país quiso tomar distancia de los efectos de la Revolución Industrial y preservar la vida sencilla de campo. También fue uno de los primeros países que tuvo corrientes de pensamiento en contra del uso de los pesticidas y la energía nuclear. Incluso la construcción de presas y carreteras fueron blanco de protestas en los años 60 del siglo pasado.

En 1972, Estocolmo fue sede de la primera Cumbre de la Tierra de las Naciones Unidas, uno de los puntos de partida del movimiento ecologista moderno, que subrayó el vínculo entre el crecimiento económico y la contaminación del agua y el aire.

Dicha conferencia, celebrada apenas un año antes del ascenso al trono del rey Carlos XVI Gustavo inauguró la diplomacia climática, es decir, la cooperación global de búsqueda de soluciones para reconciliar el desarrollo económico y la gestión del medio ambiente, pavimentando el camino para el concepto de desarrollo sostenible.

En agosto de 2018, la adolescente Greta Thunberg comenzó a faltar a clases los viernes para realizar protestas contra la falta de acción para enfrentar el calentamiento global. Dijo que continuaría su huelga escolar hasta que Suecia cumpliera con el Acuerdo de París. Sus acciones escalaron hasta convertirla en una figura mundial.

Toda esta información es muy conocida. Me extraña que los funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores no la conocieran. ¿O será que sí, pero –como sucede con otros temas–, los colaboradores del presidente Andrés Manuel López Obrador no se atrevieron a contradecirlo cuando él quiso que los reyes se subieran al tren?

Las conferencias mañaneras, en las que el mandatario señala a los “pseudoambientalistas” y los tilda de adversarios, pueden tener un efecto en México, pero no en otros países.

El miércoles, durante la realización del encuentro de negocios que se dio en el marco de la visita real, se conoció una convocatoria para una protesta frente a la embajada sueca el jueves a las 4 de la tarde. En el cartel aparece un dibujo del Tren Maya tirando árboles y haciendo huir a la fauna; a bordo, como pasajeros, los reyes de Suecia.

Con eso bastó para tachar el viaje en la agenda. Acá se quiso atribuir el súbito anuncio a un “problema de horario”, pero en Suecia tuvieron que decirle a la prensa las cosas como son.

Allá, claro, no hay mañaneras ni se acusa a los medios de ser adversarios. Ese país no sólo tiene uno de los movimientos ecologistas más antiguos del mundo. También es el primero en haber inscrito la libertad de prensa en su constitución, en 1766.

Pascal Beltrán del Río

*Director de Excélsior