Chihuahua, Chih.
Algo no estamos haciendo bien -como sociedad- que, a diario, noticias como las presentadas en el curso de solo unos días develan la profundidad de algunos de los principales problemas por los que atravesamos y que ilustran, nítidamente, que no se están atendiendo las causas que los provocan.
«La violencia familiar es el delito más denunciado en el estado de Chihuahua, con un total de mil 351 solo durante el mes de mayo, de acuerdo a datos de la plataforma ID-360 del Observatorio Ciudadano del Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana (FICOSEC)». (Nota de Paloma Sánchez, El Heraldo de Chihuahua, 25/6/25).
Es el delito con mayor incidencia en Chihuahua, que acumuló 5 mil 714 casos en lo que va del año 2025.
Juárez encabeza el número de casos denunciados con 688 eventos, lo que la colocó en el lugar 20, a nivel nacional, de los municipios con mayor incidencia, con una tasa de 45.72 por cada 100 mil habitantes. En la capital de Chihuahua la tasa fue de 31.32, lo que ubicó al antiguo San Felipe el Real en el lugar 60.
¿Cuántos de esas agresiones en el seno familiar tienen el componente del consumo y/o adicción a una o varias drogas?
No lo sabemos. Y desde el 2017 no lo sabe nadie en el país pues en ese año se levantó la última encuesta de adicciones.
En todo el sexenio de AMLO la orden fue tajante: No efectuarla.
Luego del crecimiento de las críticas en el ámbito nacional, pero, sobre todo, ante los requerimientos de los organismos internacionales a los cuales el país se encuentra afiliado, finalmente, a mediados del año anterior se efectuó y los resultados no fueron publicados.
En enero de este año, ante las exigencias de su publicación, la presidenta Claudia Sheinbaum debió informar que la Encuesta Nacional sobre Salud Mental y Adicciones (Enasama) debería repetirse por la «incompatibilidad de los resultados» con ediciones anteriores de la misma encuesta.
«Se hizo el estudio por parte de Conahcyt, pero hay algunos resultados en donde no se puede hacer una tendencia de la encuesta anterior a la encuesta del Conahcyt». (Nota de Atzayácatl Cabrera/El Sol de México, 29/1/25).
¡Ah, pero el presidente López Obrador insistía, sin ningún dato a la mano, en que no existía el problema de las adicciones en México, «debido al contexto cultural que predomina en nuestro país en donde las familias se apoyan y hay valores para evitar el consumo de sustancias adictivas ilegales». (Ibídem).
Lo mismo sostiene la presidenta Claudia Sheinbaum. «¿Por qué allá (en EU) se da el consumo y aquí no? ¿Por qué allá se tiene esta crisis del número de defunciones asociadas a este consumo y aquí no tenemos? y no queremos tenerlo (...) Yo creo que en una primera parte sí tiene que ver con los valores de nuestra sociedad». (Ibídem).
¿De veras? ¿Entonces, a la luz de tan ilustrador concepto, podemos explicarnos que la tasa de homicidios vaya a la baja en EU, con un 5.7 por cada 100 mil habitantes -en 2023, último año completo en presentar estadísticas- y en México haya sido de 24?
¿Acaso nos ‘fallaron’ los valores?
¿O es, como dijo en su momento López Obrador, que había bajado la violencia pero aumentado los homicidios?
Y en ese modo de discurrir, entonces, los homicidios no son una expresión de la violencia en la sociedad.
Bien, tantos alegatos sobre lo anterior tienen como antecedentes una buena cantidad de hechos, ocurridos en las últimas semanas en Chihuahua, que ilustran claramente el polvorín en el que, como sociedad, nos desenvolvemos y que, sin duda, alguna conexión tienen, no solamente con del tráfico de drogas, sino, también, y preocupantemente, con el consumo de ellas en el Estado Grande y ante lo cual, seguramente, no se están atendiendo las causas.
Y es que, ante la falta de estadísticas, la importancia de las efectuadas de manera extraoficial, como las realizadas por los Centros de Integración Juvenil (CIJ) sobre las características de sus usuarios, alguna luz revelan, como la de que en los últimos 16 años, Chihuahua presentó en 2024 los niveles más altos en el consumo de cocaína. (Nota de Sandra Rodríguez Nieto/El Diario/Juárez, 15/4/25).
Esa fue la principal droga de uso de 11 de cada 100 de los solicitantes de tratamiento en los CIJ’s.
A su vez, el reporte semestral del CIJ reveló que «la metanfetamina y la cannabis fueron las principales drogas de impacto al cierre del período». (Ibídem).
Hacer tales recuentos viene a colación, de ahí la preocupación, por las sin duda alentadoras cifras del número de jóvenes chihuahuenses que presentaron examen de admisión a alguna de las instituciones de educación media superior -más de 48 mil en todo el estado- y el de los egresados del Colegio de Bachilleres el día de ayer -más de 11 mil- a los cuales, ojalá se pudiera, les evitáramos el ingreso al infierno del consumo de las drogas.
Ojalá.
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Columna de Plata de la Asociación de Periodistas de Cd. Juárez (APCJ)
2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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