Morena, la 4T y la disolución de la izquierda

Morena, la 4T y la disolución de la izquierda 19 de diciembre de 2025

Leonardo Meza Jara

Chihuahua, Chih.

I.- Morena y la Cuarta Transformación son una izquierda enrarecida.

La cualidad más notoria del enrarecimiento de esta izquierda, se refleja en el hecho de ser negada como izquierda. Hay militantes de Morena que niegan la condición de izquierda de este partido. ¿En qué consiste entonces, la condición de rareza de una fuerza política que es afirmada y/o negada como de izquierda?

Cualquier definición teórica mediante la cual se ha conceptualizado a la “izquierda”, resulta problemática al momento de ser aplicada a Morena y la Cuarta Transformación.

Por ejemplo, Morena y la Cuarta Transformación no asumen la “lucha de clases” del marxismo, aunque usan el discurso de la desigualdad como slogan de campaña (“Primero los pobres”).

Esta fuerza política, tampoco asume como parte de su agenda la legalización del aborto, que forma parte de las luchas feministas. Aunque se afirma que el de Sheinbaum es un gobierno de las mujeres (“Es tiempo de mujeres”).

En los discursos de Morena y la Cuarta Transformación hay una fraseología que remite a las luchas del marxismo y el feminismo, que se queda en el discurso y no tiene efectos en los programas de gobierno. Aquí se pregunta:

- ¿Durante los gobiernos de AMLO y Sheinbaum, en la definición de la política económica, verdaderamente han sido: “Primero los pobres”? ¿Qué sucede entonces, cuando los gobiernos de la Cuarta Transformación privilegian los intereses de banqueros y empresarios como Carlos Hank Rhon (Banorte), Carlos Slim (Grupo Carso) y Altagracia Gómez Sierra (Grupo Minsa)?

- ¿Por qué razones los gobiernos de AMLO y la Cuarta Transformación se han distanciado de las luchas feministas que suceden en la calle, a grado tal que Palacio Nacional se convierte en un búnker encerrado por vallas metálicas cada 8 de marzo? ¿Cuáles son los efectos del distanciamiento, entre el movimiento feminista y la política ejercida por Morena y la Cuarta Transformación?

En los discursos de Morena y la 4T hay conceptos que de forma directa o indirecta remiten a las luchas del marxismo y el feminismo, cuyos contenidos ideológicos son limitados y cuyos efectos gubernamentales resultan adelgazados.

Por un lado, estamos hablando de una limitación ideológica, es decir, un recorte teórico de la potencia transformacional de un partido que proviene de la izquierda.

Por otro lado, estamos hablando del adelgazamiento gubernamental de una fuerza política que no se posiciona con claridad ante las luchas históricas de la izquierda.

II.- Las limitaciones ideológicas de Morena y la 4T respecto al marxismo y el feminismo, son una reconfiguración o un vaciamiento ideológico. Los adelgazamientos gubernamentales son una concreción de las políticas de la izquierda que adquieren una talla histórica real, que resulta disminuida.

Lo que Morena y la 4T son ideológicamente y gubernamentalmente no constituyen lo que la izquierda mexicana tendría que ser o podría ser. En el desarrollo histórico de la izquierda mexicana en el siglo XXI, lo que se observa es una fuerza ideológicamente limitada y gubernamentalmente adelgazada, que resulta cuestionable y criticable en varios sentidos.

La pregunta es: ¿Morena y la 4T tienen la talla histórica que debería tener una fuerza política de izquierda, a inicios de un siglo en el cual las batallas contra la derecha serán cada vez más complicadas?

Esta no es una pregunta sencilla, que pueda ser respondida de manera simplificada. Los errores que la izquierda mexicana en el poder ha comenzado a cometer, los errores que se han ido acumulando a lo largo de siete años de gobierno, son una carga histórica que se vuelve cada vez más densa y más pesada, que traerá costos negativos en el corto y mediano plazo.

III.- En los apartados anteriores se pretendió conceptualizar a Morena y la Cuarta Transformación como una izquierda enrarecida, que no puede ser entendida a partir del canon heredado del siglo XX (el marxismo clásico de la “lucha de clases”).

Y que incluso resulta complicada de conceptualizar respecto a las líneas teóricas, que la propia izquierda ha establecido para definirse a sí misma en el siglo XXI (el posmarxismo de las “luchas feministas”).

Se refirieron las limitaciones ideológicas y los adelgazamientos gubernamentales de la izquierda, respecto a las líneas de lucha trazadas por el marxismo y el feminismo. Pero la condición enrarecida de la izquierda que llegó al poder en México, va más allá de las limitaciones ideológicas y los adelgazamientos gubernamentales mencionados.

Esta condición enrarecida puede ser conceptualizada, no respecto a lo que la izquierda mexicana en el poder es, sino respecto a lo que la izquierda mexicana no es.

Para analizar la condición enrarecida de Morena y la Cuarta Transformación, se responde la pregunta: ¿Respecto a sus limitaciones ideológicas y sus adelgazamientos gubernamentales, en qué consiste eso que no es la izquierda mexicana que llegó al poder?

Se admitió ya, que no es una izquierda marxista, es decir, no es una izquierda socialista o comunista. Más aún, no es una izquierda que lucha de manera frontal contra el neoliberalismo. Las relaciones que Morena y la Cuarta Transformación han establecido con las estructuras económicas del neoliberalismo (el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, las Afores, el sector bancario, la política de compadres con el empresariado), permiten afirmar que se ha establecido una política proteccionista y de impulso hacia el neoliberalismo.
En el discurso se ha decretado el fin del neoliberalismo y el arribo a una era posneoliberal. Lo que en los hechos ha tenido lugar, es una reprogramación y una retroalimentación del neoliberalismo mexicano.
En este mismo sentido, no se puede admitir que la izquierda en el poder sea nacionalista. La dependencia mexicana de las relaciones económicas con los Estados Unidos y Canadá a través del libre comercio que se estará renegociando en 2026, dan lugar a lo que Roger Bartra planteó como una condición posnacional (“La condición posmexicana”, 2006).
Los discursos y las políticas nacionalistas son una pose identitaria o política, que se resquebraja ante la dependencia que México tiene con los países de América del Norte. En las ciudades hay grandes zonas que han sido capturadas económica, política y culturalmente por una inercia extranjerizante, no nacional, que ha sido conceptualizada como una “hibridación” (“Culturas híbridas”, Nestor García Canclini, 2001).

- Morena y la Cuarta Transformación no son un proyecto progresista. Las luchas progresistas de la izquierda latinoamericana acompañan las causas feministas, indígenas, de las poblaciones con preferencias sexuales alternas y del ecologismo, entre otras varias. No hay evidencias suficientes para afirmar que Morena y la Cuarta Transformación son progresistas. Más bien, encontramos evidencias contradictorias respecto a un progresismo que opera en el discurso, pero no en los hechos.

- Esta izquierda tampoco está del lado de las víctimas del capitalismo salvaje, cuya manifestación más descarnada se muestra con los casos de los(las) desaparecidos(as). Las políticas gubernamentales de la 4T dejan ver un distanciamiento y una frialdad ante la acción de las madres buscadoras, que desarrollan su labor a contracorriente del Estado. La violencia del neoliberalismo se manifiesta en una economía del crimen organizado que se materializa en miles de asesinados(as) y desaparecidos(as), cuyas cifras son crecientes. Las cifras de los muertos y desaparecidos en México, son una economía capitalista del terror, que Zayak Valencia ha conceptualizado como un “capitalismo gore” (2016).

- La izquierda en el poder tampoco se caracteriza por la lucha a favor de la democratización y en contra de la corrupción. Los discursos de Morena y la Cuarta Transformación refieren que se lucha por la democratización y contra la corrupción, pero son múltiples las evidencias que muestran lo contrario. La concentración del poder en la figura presidencial, el borramiento de la división de poderes y, la puesta en marcha de una elección judicial cuestionada, ponen en evidencia una serie de mecanismos que son antidemocráticos. A su vez, la actuación nula en contra de los casos de corrupción señalados contra cuadros de primera línea de Morena, dejan ver un doble discurso. Por un lado, se dice que se lucha contra la corrupción. Por otro lado, se tolera la corrupción en los casos de La Barredora, el huachicol fiscal y varios gobernadores de extracción morenista, a quienes se les han documentado manejos indebidos. 

Es bastante raro que una fuerza política que se afirma de izquierda amerite ser conceptualizada, considerando lo que no es, en lugar de considerar lo que es. Lo primero que se percibe en este caso, es una negación de la izquierda.

Desde este punto de vista y, tomando en cuenta las limitaciones ideológicas y los adelgazamientos gubernamentales que ya han sido analizados, se puede hablar de una disolución de la izquierda mexicana.

Estamos hablando de una disolución que opera a nivel ideológico (teórico) y práctico (gubernamental), que está en medio de un proceso histórico inconcluso, que requiere ser analizado a profundidad y que amerita una crítica franca.

Leonardo Meza Jara

Maestro, analista político.