Todavía recuerdo aquella mañana en la que vi a Octavio Paz, de la mano de Marie Jo, comprando zapatos. Sucedió en la Calle Madero de la CxMx. Él vestía un traje azul. Era alto y esbelto, de cabello abundante y en su sitio. Yo recién había salido de la Librería de Bellas Artes y, orgulloso, bajo el brazo llevaba tres libros. Dos eran de Octavio Paz. Eran los tiempos en que nada era más importante que la poesía. ...
Está por verse si la punta que se ha tirado con la destitución de Alejandro Gertz era la indicada para desenredar la madeja de conflictos acumulados en...
Hay algo profundamente triste del lugar que ocupa hoy Claudia Sheinbaum. Qué sola debe estar, qué vulnerable, qué exigua su fuerza po...
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En contextos convulsos de amplia agitación social que se distinguen por construir narrativas de confrontación, hay elementos que la ultraderecha no des...
A pesar de que el debate sobre la composición de las marchas —siempre susceptibles de ser capitalizadas por distintos grupos— ha acaparado la conv...
«¿Creen que nos van a debilitar, que van a debilitar a la Presidenta por lo que gritan? ¡No! ¡Más fuerte soy, más fuerte!...
En la pequeña novela de Orwell los animales de la granja se rebelaron contra su negligente e insensible opresor humano para instalar en el poder a unos cerdos...
